lunes, 14 de septiembre de 2009

COMO SER SALVO


No extraña que uno experimente vivos sentimientos de perdición y enajenación de Dios al contemplar la santidad que hay en él, su amor hacia nosotros, y nuestra indignidad frente a esta santidad y amor. La Biblia nos dice que estos sentimientos nacen de una realidad objetiva que es nuestra culpabilidad por haber pecado en contra de nuestras propias conciencias y delante de Dios.

Jesucristo nos habló de los efectos del pecado y de la posibilidad de reconciliación para con Dios en la parábola del hijo pródigo. Pues al contemplar su estado y darse cuenta de cuán lejos se encontraba de aun el bienestar que gozaba cualquier siervo en la casa de su padre, el pródigo decidió dejar su propio camino y volver a su padre pidiéndole misericordia. Quien sepa esta parábola bíblica, entenderá que la vuelta al hogar resultó feliz al pródigo. Su padre estaba velando por el camino por dónde tendría que volver, y lo recibió, no como siervo, sino, como hijo con todos los honores. Jesucristo empleó esta parábola para comunicarnos cuán dispuesto está nuestro Padre celestial de recibirnos aunque acudamos a él huyendo de los resultados de habernos extraviado lejos de sus caminos.

Aunque en nuestra imaginación figuremos que Dios será reacio a extendernos el perdón que tanto necesitamos, la realidad es otra. Pues Jesucristo nos ha mostrado que Dios está a la búsqueda de quien se ha extraviado, no para juzgar y condenarle, sino para salvarle y reconciliarle para consigo y con los suyos. En la parábola de la oveja perdida Cristo nos dice que Dios es como un pastor de ovejas que, al percatarse que una de sus cien ovejas se ha extraviado, deja las noventa y nueve y va en busca de la que se perdió hasta que la encuentra. Como para hacernos entender el gozo del cielo al arrepentirse un pecador, Cristo dijo del que halló su oveja perdida, «Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso; y al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos, diciéndoles: “Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido.” Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento» (Lucas 15:5-7).

Si Dios está dispuesto a salvarnos y ha enviado a Jesucristo a volver nuestras almas a su redil, ¿por qué será que el ser humano se encuentra enajenado de él y lejos de su presencia consoladora? Si Cristo murió por nosotros, ¿por qué no estamos viviendo la experiencia de su salvación? La Biblia dice que podemos hacer nuestra la salvación que hay en Cristo únicamente por la fe. El apóstol Pablo nos dice, «Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras . . .» (Efesios 2:8, 9). Así que nada nos impide disfrutar de su salvación —a menos que sea la idea de que podemos ganarla o merecerla—; pues se nos ofrece por gracia, y la recibimos por fe.

El Apocalipsis nos habla de la disposición de Cristo a salvarnos como alguien que llama a nuestra puerta . «He aquí —dice el Señor— yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo» (Apocalipsis 3:20). En el lenguaje figurado del Apocalipsis, al decir que la persona que le abre la puerta cenará con él, querrá decir que Cristo compartirá con aquél todas las buenas cosas que Dios tiene atesoradas para los que reciben a su Hijo. A la puerta de tu vida también está Cristo llamando; si tú lo recibes, él entrará trayéndote su salvación. La promesa de la Biblia es clara: «A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios» (Juan 1:11, 12). Si tú recibes a Cristo, tendrás también esta potestad: la de ser llamado hijo de Dios.

Ahora mismo tú puedes pedir y recibir de parte de Dios la salvación que está en Cristo. Pídeselo ahora en una oración como la siguiente:
Padre Celestial, sé que he fallado en no haber vivido como debiera; sé que he pecado. Pero ahora vengo a ti confiando que tú eres misericordioso y perdonador y que hasta me has buscado a que vuelva a ti. Confío que Cristo murió por mí, como me lo dice tu Palabra. Ahora, la sangre que él derramó sea eficaz en quitar mi pecado, y el Espíritu suyo venga a habitar en mi corazón.
Cuando hayas orado, continúa confiando en lo que te dice su Palabra. No dudes del poder de Cristo para salvarte absoluta y completamente; su sangre quita el pecado del creyente, y su justicia nos es suficiente para todos que en él creemos. Entiende que tu salvación no depende de ti sino de Cristo. El apóstol Juan dice «Este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida» (1 Juan 5:11, 12). Vive ya la realidad de esta nueva vida. La Biblia dice, «Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas» (2 Corintios 5:17). Vive la realidad de esta nueva vida y busca una iglesia donde la salvación por fe en Jesucristo es predicada. Únete con los otros creyentes en Cristo que allí adoran y sirven a Dios.

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DECLARACIÓN DE FE - IGLESIAS IRE


Declaración de Fe
IGLESIA (IRE)

Creemos: En la existencia de Dios el Padre que esta en el cielo, que hizo los cielos y la tierra, hacedor del hombre y de todo lo que existe, un Dios Trino. 1ra de Juan 3:1, Mateo 6:6, Juan 17:24

Creemos: En Jesucristo como Salvador y Redentor del hombre, que fue muerto en la cruz y que resucito al tercer día y esta en el cielo y que pronto retornara en busca de su pueblo. Ref. Juan 3:16, 17, 2da. De Pedro 3:18

Creemos: En la existencia del Espíritu Santo que es una persona y entrega dones para el crecimiento y edificación de la iglesia además de bautizar en lengua y fuego. Ref. 1ra. Corintio 2:10 al 14, Efesio 4:30

Creemos: En la santa divina Trinidad, que el Padre, Hijo y Espíritu Santo es una sola y única persona. Ref., 2da. Corintios 13:14, 1ra. De Juan 5:7.

Creemos: Que la Biblia es la palabra de Dios inspirada por el y escrita por hombres que el escogió, infalible e irrebatible. Ref. 2da. De Timoteo 3:16, y 2da. De Pedro 1:21.

Creemos: En el Arrepentimiento como paso numero uno para recibir la Salvación. Que la justificación y regeneración solo es posible por medio de la sangre de Jesucristo. Ref. Isaías 55:7, 1ra. De Juan 1:9, Hechos 2:38.

Creemos: En la Santificación Interna y Externa del creyente. La santificación es un acto divino y por la gracia de Dios, es subsecuente a la Salvación, siendo santificado por el Espíritu Santo Ref. 2da de Tesalonicenses 2:13, Juan 15:3.

Creemos: En el Bautismo en Agua por Inmersión en el nombre del Padre, Hijo y Espíritu Santo y en el nombre de Jesucristo Ref. Mateo 3:16 y 28:19.

Creemos: En el Arrebatamiento de la iglesia antes del milenio, que habrá un periodo de gran tribulación para los no creyentes. 1 Tesalonicenses 4:15-17

Creemos: En el Matrimonio, la unión de un hombre y una mujer, institución creado por Dios. Ref. Marcos 10: 6 al 12, Romano 7:1 al 3.

Creemos: En la Santa Cena como memorial establecido por Jesús y en el Lavatorio de los Pies como señal de humildad y humillación ante Dios. Ref. 1ra. Corintios 11:23-26, Lucas 7: 44, Juan 13: 1-9

Creemos: En la Segunda Venida de Jesucristo a la tierra después de la gran tribulación, el establecimiento del reino de Dios por mil años. Ref. Hechos 1:10-11, Juan 14:3

Creemos: En el Tribunal de Cristo el cual juzgara las obras realizada por los cristianos, mientras estuvimos en nuestros cuerpos humanos y en el que daremos cuenta al Señor por cada una de ellas, sean buenas o malas y la que permanezca recibirán recompensas, este no es un juicio de condenación. Ref. 2da. Corintios 5:10.

Creemos: En el Tribunal del Gran Trono Blanco, el cual es un juicio de condenación y es para todo aquel que no acepto a Jesucristo y por tanto murió en sus pecados. Ref. Apocalipsis 20:11 al 15

Creemos: En la existencia del Cielo y el Infierno que son lugares literales donde se va después de la muerte. El cielo para los que han aceptado a Jesucristo como su Salvador y el infierno para aquellos que negaron a nuestro Señor. Ref. Mateo 25:41 al 46, Lucas 16:22 al 25.

Creemos: En La Guerra Espiritual como la confrontación de poderes espirituales, donde Dios manifiesta su soberanía a través de la iglesia sobre Satanás y el mundo, y como la forma de enfrentar las asechanzas del Diablo y sus demonios que diariamente realizan planes contra los cristianos. Ref. 2da. Corintios 2:11, Efesio 6:12 y 2da. Corintios 4: 3-4










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REV. PEDRO COSMA PASTOR GENERAL

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